A MIS AÑOS Y A TUS AÑOS....
Nos dicen que a tus años y a mis años ya no tenemos eda...d para
amarnos. Que nos espera por todo hogar las cuatro paredes de un asilo,
como única ventana la luz de un televisor, como única emoción las
partidas de cartas, como única compañía el calor de un animal y como
única esperanza esperar un nuevo día.
...
¡Yo sigo vivo!. Mis manos todavía pueden acariciar, y mis labios se
mueren por volver a besar los tuyos. Mis pies aún recuerdan los viejos
pasos de baile, y mis brazos todavía pueden estrecharte con fuerza, para
cálidamente protegerte, otra vez, de cualquier viento.
Ni tus
sentimientos ni los míos tienen arrugas, están limpios, claros a la luz
de nuestros ojos. Tu cuerpo y el mío hace mucho que dejaron de ser
niños; pero tienes los ojos azules de niña traviesa, y mi alma corre
todas las tardes a la playa resistiéndose día a día a madurar, para
poder volver a jugar entre las peñas, e ir a robar para ti manzanas de
los huertos prohibidos.
Pero no recuerdes, no quiero recordar el pasado, ni el bueno, ni el malo.
Quiero vivir el ahora, el ya, contigo abrazados. Vivir nuevas
emociones, inventar nuevos besos, recorrer nuevos senderos. Antes de
volver a encontrarte vagaba como un minero sin luz, entre frías galerías
de infinita oscuridad azul, excavando cada día, con mis manos, una
nueva razón para vivir. Pero ahora tú eres mi faro, mi razón única, mi
esencia. Quiero volver a pasear mis dedos por tu melena, a que vuelvas a
sonreír con mis tonterías, a tomar un helado compartido, a acariciarnos
en la oscuridad y abrazarnos hasta el amanecer.
No me hables
de los años pasados y perdidos, el único tiempo para mi baldío es el que
pasa sin estar a tu lado, sin poder decirte que te quiero, sin querer
amarte, sin amar hasta querer morir en tus brazos, sin morir por tu
querer, sin querer que me ames como yo te quiero, y te amo, y muero. Y
sé que me quieres; porque la luz de tus ojos es la misma de siempre y
tus ojos nunca han mentido. El tiempo ha pasado y nuestras vidas han
corrido y tropezado muchas veces. Maldigo a la parca que ha jugado con
los hilos de nuestro destino. Pero ahora volvemos a unirnos, no en
nuestra hora final, sino en una nueva hora primera. Que digan lo que digan nuestros hijos y nietos, que puede que lleven nuestra sangre; pero no nuestros sentimientos. Que a tus años y a los míos vamos a amarnos hasta el último suspiro.
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